sábado, 23 de febrero de 2019

POTENCIAL DE CONVERSIÓN DE LA GANADERÍA BOVINA CONVENCIONAL A SISTEMA ORGÁNICO EN LA COSTA DE OAXACA


POTENCIAL DE CONVERSIÓN DE LA GANADERÍA BOVINA CONVENCIONAL
 A SISTEMA ORGÁNICO EN LA COSTA DE OAXACA
Pedro Cisneros Saguilán[1]
Pernilla Fajersson[2]
Efrén Marín Ramírez1
Alfonso Miguel Cruz1
RESUMEN

La investigación se realizó con el objetivo de analizar el potencial de conversión de la ganadería bovina convencional a sistema orgánico. Se partió de la base de datos de un estudio sobre desarrollo sustentable de la ganadería bovina de doble propósito en el municipio de Pinotepa Nacional Oaxaca, misma que permitió tener un acercamiento a los sistemas de producción desde la perspectiva orgánica. Se utilizó la metodología de valores índices, adaptando los resultados al Índice de Cumplimiento de la Normatividad Orgánica (ICNO), que identifica el potencial de conversión de sistemas de producción convencionales a sistemas de producción bajo la normatividad orgánica. Las unidades de producción con un valor del ICNO cercano a 1 necesitan realizar pocas modificaciones a su sistema de manejo para su conversión. Los grandes ganaderos (74 hectáreas y 43 cabezas, en promedio) presentan mayores posibilidades de convertir sus unidades de producción a un sistema orgánico, en comparación con los pequeños (13 hectáreas y 17 cabezas en promedio). Se estima que sólo el 2% de los productores tienen el potencial para llevar a cabo la conversión en un lapso no mayor de dos años, y es posible que el 49% de los productores, instrumentando algunas modificaciones en sus unidades de producción, puedan lograrla en un periodo no mayor de cuatro años. El resto de los ganaderos necesitarían un plazo superior a cuatro años y realizar modificaciones fuertes en las prácticas de manejo, para integrarse a un sistema de producción orgánico.

Palabras clave: Bovinos de doble propósito, Trópico, Conversión productiva, Producción Orgánica.

INTRODUCCIÓN

En el trópico de América Latina se desarrolla el sistema de producción bovinos de doble propósito. En México la importancia de este ganado radica en que representa el 68% del total nacional y aporta el 20% de la producción de leche del país, así también su aportación en la producción de carne que destaca en las estadísticas nacionales (SAGARPA, 2001; Ruiz, 2004). El Estado de Oaxaca cuenta con 2.3 millones de hectáreas dedicadas a la ganadería, sobresaliendo las regiones de la Costa, Istmo y Papaloapan con la explotación de los bovinos de carne y de doble propósito (SAGARPA, 2003).

Actualmente la producción orgánica de alimentos representa una de las mejores alternativas para lograr el desarrollo sustentable de la ganadería bovina y demás actividades agropecuarias. Dado el crecimiento acelerado de alrededor del 20% promedio anual en los últimos años que ha tenido la producción y comercialización de los productos orgánicos en el mundo (Nova, 2005), se puede predecir que esta es la tendencia de la agricultura moderna. Mucho del avance en la agricultura orgánica se debe a la aceptación del público por motivos diversos como consumir alimentos sanos y frescos, la preocupación por el medio ambiente, así también el apoyo gubernamental es uno de los factores que ha impulsado el desarrollo de este tipo de agricultura. No se debe descartar la influencia del sobreprecio de los productos que parece interesante para los productores orgánicos en quienes se ha observado un claro incremento en sus ingresos, que según el Grupo Chorlaví (2001) son del orden del 20 al 30%.

Para el año 2001 se dedicaron 17’156,455 hectáreas a la producción orgánica en el mundo, posicionándose en los cuatro primeros lugares Australia (7’654,924 ha), Argentina (2’800,000 ha), Italia (1’040,377 ha) y Estados Unidos (900,000 ha); para este año México se posicionó en el decimosexto lugar con 102,802 ha de superficie orgánica (Nova, 2005). Actualmente (2006) la agricultura orgánica es practicada en alrededor de 30.4 millones de hectáreas distribuidas en más de 700,000 unidades de producción de 138 países del mundo (Willer et al., 2008). Analizando la situación por continente, se tiene que Oceanía sostiene el 42% de la superficie orgánica mundial, seguido por Europa con el 24% y América Latina con un 16%. En esta misma estadística se presenta que los países con la mayor superficie orgánica son Australia (12.3 millones ha), China (2.3 millones ha), Argentina (2.2 millones ha) y los EEUU (1.6 millones ha) (Willer et al., 2008).
En México el estado de Oaxaca ocupa el segundo lugar en producción orgánica de alimentos, debido a la superficie dedicada (28,038.25 ha en el año 2000 y 52,707.85 ha para 2004-2005), número de productores (20,331 para 2004-2005) y a su TCMA de 11%. La producción pecuaria orgánica de México está representada por 19 estados, entre los que destacan en orden de importancia por su superficie orgánica: Veracruz, Tabasco, Tamaulipas, Chiapas y Sonora, que juntos representan el 87.5% de la superficie pecuaria orgánica nacional; en este rubro, el Estado de Oaxaca se encuentra en el decimoctavo lugar con solo 10 hectáreas (Gómez et al., 2005). Las especies de producción pecuaria orgánica principales en México son los bovinos de carne (9,122.2 ha), bovinos de carne y leche (771.6 ha), bovinos de leche (482 ha) y ovinos (353 ha) que representan el 60, 5.1, 3.2 y 2.3% respectivamente de la superficie de producción pecuaria nacional y están distribuidas en 49 unidades de producción de las cuáles el 53% se localizan en los estados de Veracruz, Tabasco y Chiapas (Gómez et al., 2005).
Con estos antecedentes se reconoce que la producción orgánica de alimentos en México y el mundo crece de manera acelerada y que es posible en un futuro cercano la adopción de esta por más y más productores. Sin embargo, para el caso de la región Costa de Oaxaca y el trópico en general, se hace necesario generar información que argumente la situación de los sistemas de producción convencionales con respecto al cumplimiento de la normatividad orgánica. Ante tal situación se presenta esta aproximación que tiene como objetivo principal determinar el potencial de conversión de la ganadería bovina convencional a sistema orgánico en la Costa de Oaxaca.

MATERIALES Y MÉTODOS

La presente investigación se realizó en el Municipio de Santiago Pinotepa Nacional, el cual pertenece al Distrito de Jamiltepec en la Región Costa del Estado de Oaxaca. Este municipio se localiza geográficamente en las coordenadas 98° 03’ de Longitud Oeste y 16° 20’ de Latitud Norte, con altitudes variables entre comunidades que van desde 4 a 500 msnm. El tipo de clima que se presenta en la zona es el cálido subhúmedo con lluvias en verano y una precipitación pluvial media anual de 1,237.5 mm con lluvias menores en el periodo de noviembre a mayo y la mayor precipitación se presenta en el periodo de junio a octubre. La temperatura media anual es de 26.2 ºC, siendo el mes de junio el más cálido y febrero el menos cálido; la dirección del viento es de sur a oeste  y de sur a norte, con un 60 – 70% de frecuencia y velocidades de 20 – 179 km/h.
La metodología se fundamenta en el análisis de la ganadería desde el enfoque del cumplimiento de la normatividad que se exige a los productores de sistemas orgánicos, de tal forma que se identifiquen los aspectos técnicos que se deben atender para lograr la conversión tecnológica de un sistema convencional a uno orgánico. Con este fin se utilizó la base de datos de un estudio realizado por Cisneros (2007) sobre los factores que condicionan el desarrollo sustentable de la ganadería bovina de doble propósito, misma que en la recolección de datos se adaptó en el apartado de factores tecnológicos al Índice de Cumplimiento de la Normatividad Orgánica (ICNO) generado por Olivares et al., (2005).
Esta metodología consiste en asignar una calificación y un factor de ponderación a cada variable, de tal forma que la sumatoria sea 1. El ICNO se determinó a partir de la asignación de una calificación (en escala de 0 - 10) a cada variable con sus respectivos indicadores, determinando posteriormente un promedio de la calificación de los indicadores para cada variable y multiplicar el resultado por su respectivo Factor de Ponderación (FP). Una vez obtenido esto, se realizó la sumatoria para el valor índice. La calificación asignada para cada indicador estuvo en función de la mejor práctica realizada respecto a la normatividad orgánica; mientras el FP se asignó en base a la importancia de la variable para el cumplimiento de la normatividad orgánica y a la complejidad para su modificación.
Para efectos de este estudio se consideraron las variables y su respectivo factor de ponderación que se describen en el siguiente cuadro.


 Cuadro 1. Variables, factor de ponderación e indicadores utilizados en el estudio.
Variable
FP*
Indicador ó
 criterio
Valor asignado
Sistema de manejo.
0.30
Pastoreo
0.30
Confinamiento
0.00
Uso de fertilizantes.
0.10
0.10
No
0.00
Método de control de malezas.
0.10
Manual ó mecánico
0.10
Químico
0.00
Manejo del ganado.
0.10
Suplementación
0.05
Manejo reproductivo
0.05
Uso adecuado de los recursos.
0.20
Índice de pastoreo
0.10
Especies mejoradas de pastos
0.05
Rotación de potreros
0.05
Manejo preventivo de la salud.
0.20
Vacunas
0.05
Desparasitación interna y externa
0.05
Diagnóstico de parásitos en heces
0.05
Prueba Brucelosis y Tuberculosis
0.05
* Factor de ponderación.

Cabe reafirmar que se trata de una aproximación al considerar estas variables únicamente, porque es la información disponible, ya que de acuerdo con Olivares et al. (2005), lo ideal para medir el potencial de conversión de un rancho, municipio, región ó estado sería aplicar cuestionarios formulados con base en la normatividad orgánica.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Características de los productores del Estrato I (ICNO < 0.55).
El primer grupo está conformado por 56 productores (49%), quienes tienen los valores más bajos del ICNO, por lo tanto tendrían que realizar modificaciones fuertes en algunas prácticas de manejo para lograr la conversión en un proceso que podría ser superior a los cuatro años. Este periodo se considera en función de las modificaciones que se tienen que realizar al sistema de manejo convencional, implementando en la unidad de producción cambios en la infraestructura como son el número de potreros, aumentar ó mantener la fertilidad del suelo con abonos orgánicos y considerar el tiempo para que la residualidad de los agroquímicos empleados tienda a desaparecer del ecosistema en su conjunto.
Los ganaderos de este estrato poseen superficies relativamente pequeñas (12.9 ha, en promedio). De la extensión ganadera, el 77.5% se encuentra sembrada con especies forrajeras de mejores características nutricionales que los pastos nativos; sin embargo, la carga animal de 3.2 UA/ha sugiere la posibilidad que se esté haciendo una sobreutilización de los recursos forrajeros, considerando que el valor manejado como óptimo en el trópico es de una unidad animal por hectárea.
En promedio, estos ganaderos cuentan con 2.2 potreros por rancho; asimismo, el 30.4% de los  productores realizan prácticas de rotación de potreros y el 69.6% restante tiene los animales sueltos en el rancho, sin ningún control (pastoreo extensivo). En el control de malezas se emplea un sistema mixto en donde  el 30.4% usa herbicidas exclusivamente y por otra parte el 69.6% utiliza chapeo manual ó mecánico y usa herbicidas. Este es uno de los puntos más difíciles para lograr la transición hacia la producción orgánica, debido a la costumbre de los productores a utilizar discrecionalmente productos químicos de alta toxicidad para controlar algunas especies herbáceas consideradas como malezas.
En este estrato no sólo se ubican los productores con menor número promedio de animales (17 cabezas), sino también quienes realizan un menor manejo de los animales y cuentan con menor infraestructura. Esto se refleja en que sólo el 7.2% de los ganaderos proporciona algún tipo de suplemento que consiste en alimento balanceado, forraje de corte y pacas de heno (10.8% proporciona sales minerales, 26.9% aplica vitaminas ADE y 1.8% alimentos balanceados). Ningún productor utiliza inseminación artificial, todos utilizan la monta natural como método de empadre y sólo el 1.7 % de los productores realiza un empadre controlado. Con relación a la infraestructura disponible, el 100% de los ganaderos tiene cerco perimetral, el 30.4% utiliza cercos divisorios y ninguno emplea cerco eléctrico. El 73.2% cuenta con corral de manejo.
En el aspecto sanitario, el 98.2% de los productores aplica por lo menos una vacuna al año, el 44.6% controla parásitos internos y externos y 48.2% parásitos externos; ningún ganadero de este estrato utiliza diagnósticos de parásitos en heces, y 94.6% aplica pruebas de brucelosis y tuberculosis y solo el 1.8% pruebas de mastitis. El manejo sanitario preventivo es una de las condiciones que se requiere cumplir para incursionar en la ganadería orgánica, por lo cual el uso de diagnósticos para detectar problemas parasitarios o de otra índole adquiere especial importancia (Fanatico et al., 1999; NCAT, 2004).
Los productores de este estrato producen básicamente becerros (55.4%) y 44.6% leche y becerros (doble propósito) como giro principal. Sus principales canales de comercialización de becerros o vacas de desecho están representados  por los revendedores o intermediarios (82.1%) y tablajeros (17.9%). Respecto a la producción de leche, el 7.1% la vende directo al consumidor, el 5.4% a comerciantes ó queseras como se les denomina localmente y el 32.1% elabora queso fresco artesanal.

Características de los productores del Estrato II (ICNO = 0.55 a 0.75).
En este segmento se agrupa un número similar de ganaderos (56) que el estrato anterior, que representan el 49% de la población estudiada. De acuerdo con Olivares et al. (2005) se estima que los productores de este grupo requieren entre dos y cuatro años para realizar las modificaciones necesarias en sus explotaciones ganaderas y lograr la conversión. Se considera este periodo porque a diferencia de los ganaderos del estrato 1, su sistema de manejo no requiere cambios estructurales. Su situación es similar al estrato 1, aunque tiende a un uso menor de agroquímicos; sin embargo se prevé que  la infraestructura utilizada está más acorde a lo requerido para la producción ecológica.
Los productores cuentan con una mayor superficie (58.5 ha, en promedio) y se observa una mayor inversión por parte de ellos. En el 100% de los potreros existe al menos una especie forrajera inducida, pero en el 46.7% existe diversidad de especies inducidas disponibles (una combinación de 2 a 6 especies). Esta característica es importante para el desarrollo sustentable de la ganadería en pastoreo de acuerdo con NCAT (2004). Uno de los medios más comunes para promover la biodiversidad en el rancho, es establecer y mantener la diversidad de forrajes en sus praderas, lo que también puede proveer una dieta balanceada para los animales en pastoreo y una variedad de fuentes de alimento para los organismos del suelo (Bellows, 2001).
En promedio, cada unidad de producción cuenta con 4.3 potreros y 55.5 cabezas de bovinos; este mayor número de divisiones permite un mejor manejo de los recursos forrajeros y de los animales y, por consiguiente, se mantienen en buenas condiciones los recursos vegetales y el suelo. En general, se observa el uso de una mayor tecnificación, que se refleja en el porcentaje de los ganaderos que utilizan la rotación de los potreros (50% y 5.4% emplea cerco eléctrico), uso de fertilizantes (7.1%), suplementación (34.1% que ofrece alimento balanceado, forraje de corte y pacas de heno), inseminación artificial (3.6%) y empadre controlado (5.4%). Al comparar este estrato con el anterior, el porcentaje de ganaderos que emplean herbicidas disminuye sensiblemente al 26.8% que lo utilizan exclusivamente, el 66.1% lo emplea mixto con chapeo manual y/o  mecánico.
Con relación a los insumos empleados en la suplementación del ganado, se observa un incremento en la utilización de forrajes de corte (12.6%), lo cual es importante, porque las experiencias exitosas en el uso de estas especies pueden favorecer el aumento de la superficie sembrada con ellas. Esto implicaría tener una fuente de forraje para las épocas críticas y, en consecuencia, disminuir la dependencia de insumos de la unidad de producción hacia el exterior, lo que garantizaría el sistema de producción empleado en la generación de los insumos. Además, en este estrato, la suplementación con sales minerales se convierte en una práctica más generalizada (55.5%), que favorece una adecuada nutrición para los animales.
Respecto al manejo sanitario, el 98.2% de los ganaderos vacuna por lo menos una vez al año a sus animales; el 85.7% desparasita internamente en forma periódica, y el 91.1% aplica pruebas de brucelosis y tuberculosis. La infraestructura disponible se incrementa con respecto al estrato anterior. Los ranchos cuentan con cerco perimetral en un 100% de los casos, cerco divisorio en 50%, cerco eléctrico 5.4%, corral de manejo 84% y sala de ordeña 1.8%.
La leche se vende a comerciantes (queseras) e intermediarios en el 25% de los casos y en 14.5% al consumidor directo. El 37.5% de los productores industrializan gran parte de la producción de leche en queso fresco artesanal, de prensa y Oaxaca. Los becerros se venden a intermediarios en un 92.9%, mientras que sólo el 1.8% se comercializa en el rastro municipal y otro 1.8% en empresas privadas.

Características de los productores del Estrato III (ICNO > 0.75).
Este segmento está constituido por sólo dos ganaderos, que representan el 2% de los encuestados; estos productores obtuvieron un ICNO superior a 0.75, lo cual implica que con modificaciones sencillas a su sistema de manejo pueden lograr la conversión en un lapso no mayor a los dos años. Este par de ganaderos utiliza de manera habitual un sistema de manejo más acorde con la normatividad orgánica. Los productores cuentan con mayor superficie en producción (73.5 ha, en promedio), de la cual el 93.2% emplean en la ganadería (68.5 ha); por lo que se refleja una mejor carga animal (0.82). Las características etológicas de los animales es uno de los pilares de la producción orgánica y en este sentido al mantener una relación adecuada entre el número de animales y la superficie, no se subutilizan o degradan los recursos disponibles y se cumple con la norma establecida (NCAT, 2004; OCIA Internacional, 2005).
En este estrato, los productores han dividido sus ranchos en 5.5 potreros en promedio, lo que repercute en un mejor uso de los recursos forrajeros y mayor control de los animales; esto va aunado a las prácticas generalizadas de la rotación de los potreros que conlleva a la fertilización natural de los mismos (100% de los ganaderos la utiliza). Además, el control de malezas se realiza en forma manual (100%) y mecánica (50%), sólo el 50% de los productores utilizan herbicidas de manera mixta. El número de animales promedio en los ranchos es de 42.5 cabezas, las cuales tienen el manejo más tecnificado de los tres estratos. El 100% de los ganaderos suplementa (100% utiliza sales minerales, 50% melaza, 50% alimentos balanceados y 50% forrajes de corte). Cabe mencionar que la inseminación artificial en estos ganaderos no es practicada, sin embargo aunque el método de reproducción es la monta natural, el empadre lo hacen controlado al menos el 50% de ellos.
Los animales de este segmento están sujetos a un mayor número de prácticas sanitarias preventivas; el uso de vacunas es practicado por el 100% de los ganaderos, así también el 100% desparasita internamente. El empleo de diagnósticos de parásitos en heces es una práctica común entre el 50% de los productores, mientras que las pruebas de brucelosis y tuberculosis lo realizan el 100% de los mismos; el 50% realiza la prueba de mastitis también. Este aspecto es uno de los más importantes a considerar en los sistemas de producción orgánicos ó sustentables, debido a que en conjunto con una adecuada nutrición, reducción del estrés y evitar accidentes físicos en los animales; la higiene y las prácticas generales de medicina preventiva ayudan a mantener un hato en buen estado de salud, lo que a su vez puede aumentar la resistencia a plagas y enfermedades y mejorar la productividad del ganado (Byford et al., 1992; Galyean et al., 1999; Fanatico et al., 1999).
Este estrato de productores cuenta con la mayor infraestructura: el 100% dispone de cerco perimetral, 100%  con cerco divisorio, 50% con cerco eléctrico; el 100% tiene bodega y corral de manejo. Es importante mencionar, que la normatividad establece que cuando un animal está sujeto a estabulación, los corrales deberán contribuir al bienestar animal y satisfacer sus necesidades biológicas; en el caso de los rumiantes, no se considera la estabulación permanente, pero sí es permisible (NCAT, 2004; OCIA Internacional, 2005). El 50% obtiene leche de su producción y la vende a comerciantes (queseras), el 100% vende sus becerros y vacas de desecho a los intermediarios.
La siguiente figura representa el comportamiento del ICNO en cada uno de los estratos de productores.


Figura 1. Comportamiento del ICNO respecto a las variables de estudio en los diversos estratos de productores.

Se observa que las variables más alejadas al óptimo son el método de control de malezas y el uso de fertilizantes, principalmente en los estratos I y II, debido a que estos productores no aplican fertilizantes a sus praderas y el control de malezas lo realizan exclusivamente con productos químicos. Por otro lado, se observa marcada diferencia entre estratos de productores respecto al uso adecuado de suelo y praderas y el manejo preventivo de la salud, lo que refleja que los productores con más posibilidad de convertir sus sistemas de producción convencionales a orgánicos son los del estrato III.

Los ganaderos que obtuvieron un valor del ICNO cercano a 1 son aquellos que necesitan realizar pocas modificaciones a su sistema de manejo para llevar a cabo la conversión a sistemas de producción orgánico (2%), en contraposición a aquellos ganaderos cuyo ICNO sea cercano a cero, lo que implicaría una mayor dificultad para lograr la conversión (49%). Casi la mitad de los productores estudiados (49%) se encuentran en una etapa intermedia (Cuadro 2).

Cuadro 2. Distribución de los productores por estrato.
Estrato
ICNO
Productores
%
1
<0.55
56
49
2
0.55 - 0.75
56
49
3
>0.75
2
2

CONCLUSIONES

En la región Costa de Oaxaca existe el potencial para que casi la mitad de los ganaderos (49%)  logre la conversión de su sistema de producción convencional a sistema orgánico en un período hasta de cuatro años, siempre y cuando implementen algunas modificaciones en sus unidades de producción. Por otro lado, el 2% de la población estudiada pudiera lograr esta conversión en un lapso no mayor a los dos años, debido a que sus prácticas habituales de manejo se apegan más a la normatividad orgánica. El resto de los ganaderos (49%) necesitarían un plazo superior a cuatro años y realizar modificaciones fuertes en las prácticas de manejo, para integrarse a un sistema de producción orgánico. Los productores que pueden incursionar en un menor lapso en la ganadería orgánica son aquéllos cuyas unidades de producción tienen, en promedio 73.5 hectáreas, 42.5 cabezas de bovino, mejor tecnificación y mayor disponibilidad de infraestructura y recursos económicos. En el aspecto técnico es importante realizar investigación en problemas específicos como la sustentabilidad de suelos y praderas, que son los recursos base de la ganadería bovina en pastoreo, con los que se contrarrestarán problemas de fondo que limitan la producción ecológica ganadera.

LITERATURA CITADA

Bellows, B. 2001. Nutrient cycling in pastures. Livestock systems guide. Attra (Appropriate Technology Transfer for Rural Areas). Washington, D.C. 64 Pp.

Byford, R. L., M. E. Craig, and B. L. Crosby. 1992. A review of ectoparasites and their effect on cattle production. J. Anim. Sci. 70:597- 602.

Cisneros, S. P. 2007. Factores que condicionan el desarrollo sustentable del Sistema de producción bovinos doble propósito en el municipio de Pinotepa Nacional Oaxaca. Tesis de Maestría. UAMVZ – Universidad Autónoma de Guerrero. 102 Pp.

Fanatico, A., Ron M., and Ann W. 1999. Sustainable beef production. Livestock production guide. ATTRA (Appropriate Technology Transfer for Rural Areas). Washington, D.C.

Galyean, M. L., l. J. Perino and G. C. Duff. 1999. Interaction of cattle health/immunity and nutrition. J. Anim. Sci. 77:1120-1134.

Gómez, C M. A., Rita, S. R., María R. M. A., Aurora J. L. G. y Laura G. T. 2005. Agricultura, apicultura y ganadería orgánicas de méxico – 2005. Situación-retos-tendencias. CIESTAAM – Universidad Autónoma Chapingo.  68 Pp.

Grupo Chorlaví. 2001. Acceso de campesinos a mercados orgánicos. Síntesis de la discusión de conferencia electrónica. RIMISP. Santiago, Chile.

NCAT. 2004. Organic livestock workbook – a guide to sustainable and allowed practices. National Center for Appropiate Technology. USDA – National Organic Program. 92 Pp.

Nova G. A. 2005. La producción y el mercado de los productos orgánicos en el mundo 2000-2005. Centro de Estudios de la Economía Cubana. Universidad de La Habana, Cuba. 36 Pp.

OCIA Internacional. 2005. Estándares internacionales de certificación. Asociación para el mejoramiento de los cultivos orgánicos. Estándares aprobados en la AGMM 2005. Lincoln NE, USA. 200 Pp.

Olivares, P. R., Manuel A. G. C. y María R. M. A. 2005. Potencial de conversión de explotaciones ganaderas convencionales a sistemas de producción orgánicos en el estado de tabasco. Tec Pecu Mex 43(3):361-370.

Ruiz, F. A., Miriam L. S. V., José M. S. G., Valentina M. A., Heriberto E. Q., Mariano G. A. et al. 2004. Impacto del TLCAN en la cadena de valor de bovinos para carne. Universidad Autónoma Chapingo. 39 Pp.

SAGARPA, 2001. Situación actual y perspectivas de la producción de leche de ganado bovino en México 1990-2000. Centro de Estadísticas Agropecuarias (CEA). 

SAGARPA, 2003. Características físicas del Distrito de Desarrollo Rural 106 (Costa de Oaxaca). http://www.oax.sagarpa.gob.mx/ganaderia/archivos/nota02.php

Willer H., Minou Y. and Neil S. 2008. The World of Organic Agriculture. Statistics and Emerging Trends 2008. FiBL – SOEL  IFOAM.



[1] Instituto Tecnológico de Pinotepa. granpeter65@hotmail.com  
[2] Colegio de Posgraduados – Campus Veracruz. pernillafajersson@hotmail.com



La cita correcta de este capitulo de libro es la siguiente, dada su publicación original en el año 2009:

Cisneros S., P., Fajersson P., Marín R., E. y Miguel C., A. 2009. Potencial de conversión de la ganadería bovina convencional a sistema orgánico en la Costa de Oaxaca. In Agricultura Sostenible Vol. 5. 1ª Edición. 2009. Compiladores: Carlos E. Aguilar J., José Galdámez G., Fernando Bahena J., Marcelino Vásquez G., Walter López B. y René Pinto R. Editorial Universidad Autónoma de Chiapas. México. ISBN: 978-607-8003-16-7. Pgs. 769-776.

lunes, 28 de marzo de 2016

TECNOLOGÍAS SILVOPASTORILES PARA LA GANADERÍA BOVINA SUSTENTABLE EN EL TRÓPICO

Introducción

La ganadería bovina convencional emplea tecnologías poco sostenibles que demandan alta dependencia de insumos externos. Las prácticas inadecuadas en las unidades de producción (UP) han generado altos índices de deforestación, destrucción de paisajes, desertificación, degradación de los recursos naturales, pérdida de biodiversidad y residuos tóxicos de agroquímicos en el ambiente (Steinfeld et al., 2006; Ibrahim et al., 2010). A pesar de esto, la ganadería bovina tiene una importancia socioeconómica global relevante. Se estiman 1.3 billones de personas en el mundo involucradas en la actividad, además apoya directamente la subsistencia de 600 millones de pequeños productores en los países en desarrollo (Herrero et al., 2009). Para el año 2008, existían 392´844,000 cabezas de bovinos en América Latina y el Caribe, que generaron 17’336,000 t de carne y 75’044,000 t de leche (representando el 25, 28 y 11% del total mundial respectivamente) (FAOSTAT, 2010). Por lo que es necesario mejorar estos sistemas de producción promoviendo buenas prácticas ganaderas (BPG) que permitan sostener la producción de leche y carne y a la par generar beneficios sociales y ambientales.

En este documento se concibe a la ganadería bovina sustentable (GBS) como “el conjunto de prácticas y tecnologías apropiadas de manejo en el ganado bovino, que contribuyen a la productividad permanente del rancho, a partir del uso racional de los recursos naturales que sustentan la actividad. Esta forma de producción contribuye a reducir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) y además propicia agroecosistemas ganaderos resilientes a los efectos del cambio climático global. En este sentido, el propósito de este escrito es exponer tecnologías mínimas necesarias que deben incorporarse en la UP para transitar hacia una GBS y que cubren gran parte de los requerimientos de la Norma Sostenible para Sistemas de Producción Ganadera (NSSPG) que regula la Red de Agricultura Sostenible.

Norma Sostenible para Sistemas de Producción Ganadera

Esta norma rige la certificación de la ganadería bovina en ambientes tropicales, y su aplicación cubre prácticas sustentables de la ganadería en África, Asia, Oceanía y Latinoamérica dentro de regiones climáticas donde es posible la ganadería semi-estabulada y a campo abierto. Los principios fundamentales de esta norma son: 1) Sistema de manejo integrado de ganado bovino, 2) Manejo sustentable de pasturas, 3) Bienestar animal, 4) Reducción de la huella de carbono y 5) Requisitos ambientales adicionales para fincas ganaderas (SAN, 2010).

Las prácticas que se realicen bajo estos principios contribuirán a la productividad y generación de beneficios sociales y servicios ambientales dentro y fuera de la finca (Ibrahim et al., 2010; Villanueva et al., 2010). Esto permitiría que cada UP se enlace a otras para lograr la sustentabilidad regional. Para ello se proponen algunas tecnologías silvopastoriles (cercas vivas, árboles en potreros y bancos forrajeros) y otras de apoyo a la GBS (pastoreo rotacional y uso de biodigestor); que en conjunto integran un sistema de producción sustentable, propiciando un funcionamiento circular en donde el propio sistema se autorregula, como lo sugieren los enfoques sistémicos o integrales (Senra et al., 2005). Con esto se obtienen los siguientes resultados:

1.      Se previene la degradación de las pasturas considerando cantidad y calidad.
2.      Se reducen emisiones de metano (CH4) al mejorar la digestibilidad del forraje.
3.      Se provee suplemento proteico local al ganado para mayor producción.
4.      Se utiliza energía renovable como el biogás, biofertilizante y solar en el rancho.
5.      Se protegen ecosistemas acuáticos y terrestres del daño que pueda causar el ganado.

Tecnologías silvopastoriles para la ganadería bovina sustentable

Cercas vivas (CV)
Las CV ofrecen beneficios a nivel de finca y generan servicios ambientales (cuadro 1). Una cerca viva se establece mediante la plantación de grandes estacas, que fácilmente producen raíces y en la que varios hilos de alambre están conectados con el propósito de mantener el ganado dentro o fuera (Harvey et al., 2005). Las CV se han establecido tradicionalmente por el productor, aunque no de manera sistemática.

Las especies comúnmente establecidas en CV en el trópico de México son: Gliricidia sepium, Bursera simaruba, Sena atomaria, Spondia mombi, Guazuma ulmifolia, Pithecellobium dulce, Crecentia alata, Zizypus mexicana, Haematoxylon brasileto, Erythrina americana, entre otras (Palma, 2005). Para Costa Rica y Nicaragua se reportan Bursera simaruba, Pachira quinata, Erythrina costaricensis, Gliricidia sepium, Spondias purpurea, Ficus werckleana, Guazuma ulmifolia, Tabebuia rosea y Cordia alliodora  (Harvey et al., 2005).

Cuadro 1. Beneficios que brindan las cercas vivas en un sistema de ganadería sustentable.
Para la finca
Ambientales
·    Tienen mayor vida útil
·    Dividen los potreros
·    Marcan los linderos de la finca
·    Brindan sombra al ganado
·    Producen madera, postes y leña
·    Producen frutos para el consumo humano
·    Fuentes de forraje y frutos para el ganado
·    Incrementan el valor de la finca
·       Sirven como cortafuegos
·       Reducen presión sobre los bosques porque aportan leña y madera
·       Mantienen y mejoran los suelos
·       Fijan carbono
·       Conservan la biodiversidad
·       Incrementan la conectividad del paisaje
·       Mejoran la belleza del paisaje

Fuente: Villanueva et al. (2008).

La elección de las especies dependerá de la función (sombra, forraje, fruto o madera) que se quiera tener en las CV, y éstas deben ser locales. Se ha estimado que conforme se transita a una función maderable (Figura 1a), la rentabilidad es mayor, así también conforme se establecen las CV en sitios con más calidad de suelo (Relación B/C = 2.33 a 6.69 de mala a buena calidad) (Villanueva et al., 2010). Estos mismos autores demuestran el potencial económico de las CV para una zona de Costa Rica, presentando reducción hasta del 73% de los costos de establecimiento y hasta un 40% para el costo de mantenimiento. Otro beneficio importante de las CV es la conservación de la biodiversidad y la conectividad del paisaje (Villanueva et al., 2008). Se ha demostrado que cuando se mejoraron las CV de simple a multiestrato, se incrementó el número de aves de 45 a 81 especies (Tobar & Ibrahim, 2008).

Árboles dispersos en potreros (ADP)
Este sistema se origina cuando se deja sin talar algunos árboles maderables, frutales o de sombra dentro de una pastura, favoreciendo la regeneración natural de estas especies leñosas. Desde el punto de vista económico el efecto de la sombra incrementa la producción de leche y carne entre el 10 a 22% en comparación a potreros sin árboles. Estudios demuestran que la producción de leche varío de 12.75 con árboles a 11.06 kg vaca-1 día-1 sin árboles, así mismo la tasa respiratoria varió de 65 a 81 respiraciones por minuto (Villanueva et al., 2010). La protección y mejoramiento del suelo (Sánchez et al., 2008), el secuestro de carbono (Ibrahim et al., 2007) y la reducción del escurrimiento superficial (Ríos et al., 2006), son otros beneficios que brindan los ADP.

Las especies de ADP (Figura 1b) comúnmente encontradas en el trópico de México son: Brosimum alicastrum, Crecentia alata, Guazuma ulmifolia, Enterolobium cyclocarpum, Zizypus mexicana, Pithecellobium dulce, Prosopis juliflora, Ficus padifolia, Haematoxylon brasileto, Cochlospermun vitifolium, Eysenhardtia polistachia, Acacia farnesiana y Acacia acatlensis, entre otras (Palma, 2005). Para Costa Rica y Nicaragua se reportan: Tabebuia rosea, Guazuma ulmifolia, Cordia alliodora, Acrocomia aculeata, Byrsonima crassifolia, Tabebuia ochracea, Pachira quinata, Andira inermis, Piscidia carthagenensis, Acosmium panamensis, Psidium guajava, Pentaclethra macroloba, Citrus sinencis, Citrus limón, Cocos nucífera, Billia columbiana, Bactris gasipaes, Zanthoxylum kellermanii, Gliricidia sepium, Cordia dentata, Myrospermun frutescens, Acrocomia vinífera, Enterolobium cyclocarpum, Swietenia humilis, Samanea saman, Platymiscium parviflorum, Lonchocarpus minimiflorus y Cordia bicolor. De esta última serie, los usos principales de las especies son: madera (47.%), leña (26%), forraje para ganado (39.4%) y frutos para el ganado (33.4%) (Harvey et al., 2011).

Bancos forrajeros (BF)
Se trata de un sistema de cultivo en el que las leñosas perennes crecen en bloque compacto y con alta densidad para maximizar la producción de fitomasa de alta calidad nutritiva. Constituye una alternativa para intensificar la ganadería en menos área de la finca, incluso para liberar áreas marginales con mayor vocación para la conservación de los recursos naturales (Villanueva et al., 2010). Los BF (Figura 1c) se originan por la necesidad de alimentar al ganado durante todo el año, en especial en la época seca, donde se presenta un mayor estrés alimentario por la escasez de pastos nutritivos. Estos se clasifican en (Ibrahim, 2012):

1)      Banco de proteína. Si la especie sembrada tiene más de 15% de proteína cruda.
2)      Banco energético. Si la forrajera presenta más del 70% de energía digestible.
3)      Banco mixto. Si la forrajera cumple los dos requisitos anteriores.

Se han reportado experiencias en América tropical que destacan la buena aceptación de forrajes provenientes de follajes forestales como los de Gliricida sepium, Guazuma ulmifolia, Morus alba, Tithonia diversifolia y Leucaena leucocephala entre las especies más importantes (cuadro 2). De acuerdo a las características agronómicas de estas especies, el manejo que se le puede dar a un BF es de corte y acarreo, ramoneo y ramoneo+pastoreo (Villanueva et al., 2010; Giraldo et al., 2011).

Cuadro 2. Especies leñosas empleadas en BF del trópico de América Latina.
Especie
Rango altitudinal
(msnm)
Rango de precipitación
(mm año-1)
Tipo*
Adaptación a suelos
Gliricida sepium

Morus alba L.

Leucaena leucocephala
Tithonia diversifolia
0 a 1600

0 a 2500

0 a 1600

0 a 2400
600 a 3000

1000 a 3000

500 a 3000

800 a >5000
BP

BE

BP

BE
Suelos livianos y profundos, tolera acidez moderada.
Suelos fértiles y bien drenados, demanda fertilización continua.
No soporta suelos ácidos ni mal drenados. Tolera la sequía.
De neutros a ácidos; de fértiles a muy pobres.

* BP= Banco proteico, BE= Banco energético. Fuente: Adaptado de Giraldo et al. (2011).

Entre los beneficios generales que brindan los BF son: 1) favorecen el incremento en la producción de leche entre 10 a 20%, 2) generan empleo rural cuando los BF son manejados bajo corte y acarreo y 3) Aunque para la conservación de biodiversidad y fijación de carbono se reportan resultados de bajo impacto, estos servicios se pueden mejorar diversificando los BF con otras especies maderables o frutales (Villanueva et al., 2010).

En el mejoramiento de la calidad del suelo, Sánchez et al. (2008) reportaron que la descomposición de la MS tanto del pasto como de la leguminosa asociados en un BF resulta mayor en comparación a un pastizal de monocultivo. Los análisis financieros han arrojado un incremento de la rentabilidad al implementar BF, en el caso de C. argentea + caña de azúcar, se reportó que la inversión en dicha tecnología es rentable con un VAN y una TIR de US$ 362 ha-1 y 17%. Esto refleja la importancia de implementar BF de corte y acarreo para alimentar a vacas de doble propósito en la época seca (Villanueva et al., 2010).

Figura 1. Tecnologías silvopastoriles para la ganadería sustentable en el trópico: a) CV de Tectonia grandis, b) ADP, c) BF de Gliricidia sepium.

Tecnologías de apoyo a la ganadería sustentable

Se recomienda incorporar tecnologías complementarias a la UP bovina como el pastoreo rotacional (PR) y el uso de un biodigestor (BD). El PR consiste en alternar períodos de pastoreo y descanso de la pastura en un orden preestablecido, éste puede ser la herramienta fundamental para lograr mayor productividad y el uso racional de los recursos naturales (suelo, agua y vegetación) en la finca. La eficiencia del PR y su compatibilidad con las CV, ADP y BF está documentada por Senra et al. (2005), quienes concluyeron que la ganadería bovina en PR con suplemento, es más sostenible que en pastoreo continuo sin suplemento.

Aunque el PR es muy eficiente en la distribución uniforme de heces y orina del ganado en pastoreo (White et al., 2001), cuando existe alta cantidad de excretas en las áreas de ordeño, es necesario el uso de un BD en la finca, que permita inactivar la contaminación bacteriológica y transformarlas en biofertilizantes. El BD es un contenedor que recibe los desechos diarios de una finca, en el que se fermenta el estiércol mezclado con agua, produciendo biogás rico en metano y un potente fertilizante natural. Beneficios concretos del BD los reportan Estrada-Álvarez et al. (2008), quienes encontraron un aumento en el contenido de minerales, la eliminación total del olor fétido de la excreta y la inactivación de la actividad microbiana.

Transición del rancho hacia la sustentabilidad

En la Figura 2 se representa la transición de una ganadería bovina en pastoreo convencional hacia una GBS, al incorporar tecnologías silvopastoriles y de manejo del pastoreo y excretas. Los resultados de este proceso los documentan García et al. (2008), quienes evaluaron la introducción de tecnologías sostenibles en una finca mediante la diversificación pecuaria, agrícola y forestal; observando cambios cuantitativos y cualitativos positivos en los indicadores productivos y reproductivos en cuatro años.

Figura 2. Transición de una finca con manejo convencional hacia una finca sustentable a la que se le ha incorporado tecnologías como CV, ADP, BF, biodigestor y el pastoreo rotacional. Foto principal: Adaptado de Villanueva et al. (2008).

Conclusión

En el contexto de la ganadería bovina actual hay dos caminos: 1) seguir con la deforestación de áreas para el establecimiento de pasturas por el hecho de que muchas tierras ya están deterioradas por el uso convencional, erosionadas y compactadas; propiciando contaminación del aire, agua y suelo, conduciéndonos a grandes impactos negativos productivos, ambientales y sociales. O 2) establecer una GBS aplicando un conjunto de prácticas y tecnologías apropiadas de manejo que contribuyen a la productividad permanente del rancho, a partir del uso racional de los recursos naturales contribuyendo a reducir la emisión de GEI, y propiciando agroecosistemas ganaderos resilientes a los efectos del cambio climático global. Para la primera alternativa, se recomienda una inercia irresponsable, y para la segunda, iniciar con un proceso de transición de una finca con manejo convencional hacia una finca sustentable a la que se le incorporen de forma sinérgica tecnologías como CV, ADP, BF, biodigestor y pastoreo rotacional.


Literatura citada


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