POTENCIAL
DE CONVERSIÓN DE LA GANADERÍA BOVINA CONVENCIONAL
A SISTEMA ORGÁNICO EN LA
COSTA DE OAXACA
Pernilla
Fajersson[2]
Efrén
Marín Ramírez1
Alfonso
Miguel Cruz1
RESUMEN
La investigación se realizó con el objetivo de analizar el
potencial de conversión de la ganadería bovina convencional a sistema orgánico.
Se partió de la base de datos de un estudio sobre desarrollo sustentable de la
ganadería bovina de doble propósito en el municipio de Pinotepa Nacional
Oaxaca, misma que permitió tener un acercamiento a los sistemas de producción
desde la perspectiva orgánica. Se utilizó la metodología de valores índices,
adaptando los resultados al Índice de Cumplimiento de la Normatividad Orgánica
(ICNO), que identifica el potencial de conversión de sistemas de producción
convencionales a sistemas de producción bajo la normatividad orgánica. Las
unidades de producción con un valor del ICNO cercano a 1 necesitan realizar
pocas modificaciones a su sistema de manejo para su conversión. Los grandes
ganaderos (74 hectáreas y 43 cabezas, en promedio) presentan mayores
posibilidades de convertir sus unidades de producción a un sistema orgánico, en
comparación con los pequeños (13 hectáreas y 17 cabezas en promedio). Se estima
que sólo el 2% de los productores tienen el potencial para llevar a cabo la
conversión en un lapso no mayor de dos años, y es posible que el 49% de los
productores, instrumentando algunas modificaciones en sus unidades de
producción, puedan lograrla en un periodo no mayor de cuatro años. El resto de
los ganaderos necesitarían un plazo superior a cuatro años y realizar
modificaciones fuertes en las prácticas de manejo, para integrarse a un sistema
de producción orgánico.
Palabras clave: Bovinos de doble propósito, Trópico, Conversión
productiva, Producción Orgánica.
INTRODUCCIÓN
En el trópico de América Latina se desarrolla
el sistema de producción bovinos de doble propósito. En México la importancia
de este ganado radica en que representa el 68% del total nacional y aporta el
20% de la producción de leche del país, así también su aportación en la
producción de carne que destaca en las estadísticas nacionales (SAGARPA,
2001; Ruiz, 2004). El Estado de Oaxaca cuenta
con 2.3 millones de hectáreas dedicadas a la ganadería, sobresaliendo las
regiones de la Costa ,
Istmo y Papaloapan con la explotación de los bovinos de carne y de doble
propósito (SAGARPA, 2003).
Actualmente la producción orgánica de alimentos
representa una de las mejores alternativas para lograr el desarrollo
sustentable de la ganadería bovina y demás actividades agropecuarias. Dado el
crecimiento acelerado de alrededor del 20% promedio anual en los últimos años
que ha tenido la producción y comercialización de los productos orgánicos en el
mundo (Nova, 2005), se puede predecir que esta es la tendencia de la
agricultura moderna. Mucho del avance en la agricultura orgánica se debe a la
aceptación del público por motivos diversos como consumir alimentos sanos y
frescos, la preocupación por el medio ambiente, así también el apoyo
gubernamental es uno de los factores que ha impulsado el desarrollo de este
tipo de agricultura. No se debe descartar la influencia del sobreprecio de los
productos que parece interesante para los productores orgánicos en quienes
se ha observado un claro incremento en sus ingresos, que según el Grupo
Chorlaví (2001) son del orden del 20 al 30%.
Para el año 2001 se dedicaron
17’156,455 hectáreas a la producción orgánica en el mundo, posicionándose en
los cuatro primeros lugares Australia (7’654,924 ha), Argentina (2’800,000 ha),
Italia (1’040,377 ha) y Estados Unidos (900,000 ha ); para este
año México se posicionó en el decimosexto lugar con 102,802 ha de superficie
orgánica (Nova, 2005). Actualmente (2006) la agricultura orgánica es practicada
en alrededor de 30.4 millones de hectáreas distribuidas en más de 700,000 unidades
de producción de 138 países del mundo (Willer et al., 2008). Analizando la situación por continente, se tiene que
Oceanía sostiene el 42% de la superficie orgánica mundial, seguido por Europa
con el 24% y América Latina con un 16%. En esta misma estadística se presenta
que los países con la mayor superficie orgánica son Australia (12.3 millones
ha), China (2.3 millones ha), Argentina (2.2 millones ha) y los EEUU (1.6
millones ha) (Willer et al., 2008).
En México el estado de Oaxaca ocupa el
segundo lugar en producción orgánica de alimentos, debido a la superficie
dedicada (28,038.25 ha
en el año 2000 y 52,707.85
ha para 2004-2005), número de productores (20,331 para
2004-2005) y a su TCMA de 11%. La producción pecuaria orgánica de México está
representada por 19 estados, entre los que destacan en orden de importancia por
su superficie orgánica: Veracruz, Tabasco, Tamaulipas, Chiapas y Sonora, que
juntos representan el 87.5% de la superficie pecuaria orgánica nacional; en
este rubro, el Estado de Oaxaca se encuentra en el decimoctavo lugar con solo
10 hectáreas (Gómez et al., 2005). Las
especies de producción pecuaria orgánica principales en México son los bovinos
de carne (9,122.2 ha ),
bovinos de carne y leche (771.6
ha ), bovinos de leche (482 ha ) y ovinos (353 ha ) que representan el
60, 5.1, 3.2 y 2.3% respectivamente de la superficie de producción pecuaria
nacional y están distribuidas en 49 unidades de producción de las cuáles el 53%
se localizan en los estados de Veracruz, Tabasco y Chiapas (Gómez et al., 2005).
Con estos antecedentes se reconoce que
la producción orgánica de alimentos en México y el mundo crece de manera
acelerada y que es posible en un futuro cercano la adopción de esta por más y
más productores. Sin embargo, para el caso de la región Costa de Oaxaca y el
trópico en general, se hace necesario generar información que argumente la
situación de los sistemas de producción convencionales con respecto al
cumplimiento de la normatividad orgánica. Ante tal situación se presenta esta
aproximación que tiene como objetivo principal determinar el potencial de
conversión de la ganadería bovina convencional a sistema orgánico en la Costa
de Oaxaca.
MATERIALES
Y MÉTODOS
La presente
investigación se realizó en el Municipio de Santiago Pinotepa Nacional, el cual
pertenece al Distrito de Jamiltepec en la Región Costa del
Estado de Oaxaca. Este municipio se
localiza geográficamente en las coordenadas 98° 03’ de Longitud Oeste y 16° 20’ de Latitud Norte, con
altitudes variables entre comunidades que van desde 4 a 500 msnm. El tipo de clima
que se presenta en la zona es el cálido subhúmedo con lluvias en verano y una
precipitación pluvial media anual de 1,237.5 mm con lluvias menores en el periodo de
noviembre a mayo y la mayor precipitación se presenta en el periodo de junio a
octubre. La temperatura media anual es de 26.2 ºC , siendo el mes de
junio el más cálido y febrero el menos cálido; la dirección del viento es de
sur a oeste y de sur a norte, con un 60
– 70% de frecuencia y velocidades de 20 – 179 km/h .
La metodología se
fundamenta en el análisis de la ganadería desde el enfoque del cumplimiento de
la normatividad que se exige a los productores de sistemas orgánicos, de tal
forma que se identifiquen los aspectos técnicos que se deben atender para
lograr la conversión tecnológica de un sistema convencional a uno orgánico. Con
este fin se utilizó la base de datos de un estudio realizado por Cisneros
(2007) sobre los factores que condicionan el desarrollo sustentable
de la ganadería bovina de doble propósito, misma que en la recolección de datos
se adaptó en el apartado de factores tecnológicos al Índice de Cumplimiento de
la Normatividad Orgánica (ICNO) generado por Olivares et al., (2005).
Esta metodología consiste en asignar
una calificación y un factor de ponderación a cada variable, de tal forma que
la sumatoria sea 1. El ICNO se determinó a
partir de la asignación de una calificación (en escala de 0 - 10) a cada
variable con sus respectivos indicadores, determinando posteriormente un
promedio de la calificación de los indicadores para cada variable y multiplicar
el resultado por su respectivo Factor de Ponderación (FP). Una vez obtenido
esto, se realizó la sumatoria para el valor índice. La calificación asignada
para cada indicador estuvo en función de la mejor práctica realizada respecto a
la normatividad orgánica; mientras el FP se asignó en base a la importancia de
la variable para el cumplimiento de la normatividad orgánica y a la complejidad
para su modificación.
Para efectos
de este estudio se consideraron las variables y su respectivo factor de
ponderación que se describen en el siguiente cuadro.
Cuadro
1. Variables, factor de ponderación e indicadores utilizados en el estudio.
Variable
|
FP*
|
Indicador ó
criterio
|
Valor asignado
|
Sistema de manejo.
|
0.30
|
Pastoreo
|
0.30
|
Confinamiento
|
0.00
|
||
Uso de fertilizantes.
|
0.10
|
Sí
|
0.10
|
No
|
0.00
|
||
Método de control de malezas.
|
0.10
|
Manual ó mecánico
|
0.10
|
Químico
|
0.00
|
||
Manejo del ganado.
|
0.10
|
Suplementación
|
0.05
|
Manejo reproductivo
|
0.05
|
||
Uso adecuado de los recursos.
|
0.20
|
Índice de pastoreo
|
0.10
|
Especies mejoradas de pastos
|
0.05
|
||
Rotación de potreros
|
0.05
|
||
Manejo preventivo de la salud.
|
0.20
|
Vacunas
|
0.05
|
Desparasitación interna y externa
|
0.05
|
||
Diagnóstico de parásitos en heces
|
0.05
|
||
Prueba Brucelosis y Tuberculosis
|
0.05
|
*
Factor de ponderación.
Cabe
reafirmar que se trata de una aproximación al considerar estas variables
únicamente, porque es la información disponible, ya que de acuerdo con Olivares
et al. (2005), lo ideal para medir el
potencial de conversión de un rancho, municipio, región ó estado sería aplicar
cuestionarios formulados con base en la normatividad orgánica.
RESULTADOS
Y DISCUSIÓN
Características
de los productores del Estrato I (ICNO < 0.55).
El primer grupo está
conformado por 56 productores (49%), quienes tienen los valores más bajos del
ICNO, por lo tanto tendrían que realizar modificaciones fuertes en algunas
prácticas de manejo para lograr la conversión en un proceso que podría ser
superior a los cuatro años. Este periodo se considera en función de las
modificaciones que se tienen que realizar al sistema de manejo convencional,
implementando en la unidad de producción cambios en la infraestructura como son
el número de potreros, aumentar ó mantener la fertilidad del suelo con abonos
orgánicos y considerar el tiempo para que la residualidad de los agroquímicos
empleados tienda a desaparecer del ecosistema en su conjunto.
Los ganaderos de este
estrato poseen superficies relativamente pequeñas (12.9 ha, en promedio). De la
extensión ganadera, el 77.5% se encuentra sembrada con especies forrajeras de
mejores características nutricionales que los pastos nativos; sin embargo, la
carga animal de 3.2 UA/ha sugiere la posibilidad que se esté haciendo una
sobreutilización de los recursos forrajeros, considerando que el valor manejado
como óptimo en el trópico es de una unidad animal por hectárea.
En promedio, estos
ganaderos cuentan con 2.2 potreros por rancho; asimismo, el 30.4% de los productores realizan prácticas de rotación de
potreros y el 69.6% restante tiene los animales sueltos en el rancho, sin
ningún control (pastoreo extensivo). En el control de malezas se emplea un
sistema mixto en donde el 30.4% usa herbicidas
exclusivamente y por otra parte el 69.6% utiliza chapeo manual ó mecánico y usa
herbicidas. Este es uno de los puntos más difíciles para lograr la transición
hacia la producción orgánica, debido a la costumbre de los productores a
utilizar discrecionalmente productos químicos de alta toxicidad para controlar
algunas especies herbáceas consideradas como malezas.
En este estrato no sólo se
ubican los productores con menor número promedio de animales (17 cabezas), sino
también quienes realizan un menor manejo de los animales y cuentan con menor
infraestructura. Esto se refleja en que sólo el 7.2% de los ganaderos
proporciona algún tipo de suplemento que consiste en alimento balanceado,
forraje de corte y pacas de heno (10.8% proporciona sales minerales, 26.9%
aplica vitaminas ADE y 1.8% alimentos balanceados). Ningún productor utiliza
inseminación artificial, todos utilizan la monta natural como método de empadre
y sólo el 1.7 % de los productores realiza un empadre controlado. Con relación
a la infraestructura disponible, el 100% de los ganaderos tiene cerco
perimetral, el 30.4% utiliza cercos divisorios y ninguno emplea cerco
eléctrico. El 73.2% cuenta con corral de manejo.
En el aspecto sanitario, el
98.2% de los productores aplica por lo menos una vacuna al año, el 44.6%
controla parásitos internos y externos y 48.2% parásitos externos; ningún
ganadero de este estrato utiliza diagnósticos de parásitos en heces, y 94.6%
aplica pruebas de brucelosis y tuberculosis y solo el 1.8% pruebas de mastitis.
El manejo sanitario preventivo es una de las condiciones que se requiere
cumplir para incursionar en la ganadería orgánica, por lo cual el uso de
diagnósticos para detectar problemas parasitarios o de otra índole adquiere
especial importancia (Fanatico et al.,
1999; NCAT, 2004).
Los productores de este
estrato producen básicamente becerros (55.4%) y 44.6% leche y becerros (doble
propósito) como giro principal. Sus principales canales de comercialización de
becerros o vacas de desecho están representados
por los revendedores o intermediarios (82.1%) y tablajeros (17.9%).
Respecto a la producción de leche, el 7.1% la vende directo al consumidor, el
5.4% a comerciantes ó queseras como se les denomina localmente y el 32.1%
elabora queso fresco artesanal.
Características
de los productores del Estrato II (ICNO = 0.55 a 0.75).
En este segmento se agrupa
un número similar de ganaderos (56) que el estrato anterior, que representan el
49% de la población estudiada. De acuerdo con Olivares et al. (2005) se estima que los productores de este grupo requieren
entre dos y cuatro años para realizar las modificaciones necesarias en sus
explotaciones ganaderas y lograr la conversión. Se considera este periodo
porque a diferencia de los ganaderos del estrato 1, su sistema de manejo no
requiere cambios estructurales. Su situación es similar al estrato 1, aunque
tiende a un uso menor de agroquímicos; sin embargo se prevé que la infraestructura utilizada está más acorde
a lo requerido para la producción ecológica.
Los productores cuentan con
una mayor superficie (58.5 ha, en promedio) y se observa una mayor inversión
por parte de ellos. En el 100% de los potreros existe al menos una especie
forrajera inducida, pero en el 46.7% existe diversidad de especies inducidas
disponibles (una combinación de 2 a 6 especies). Esta característica es
importante para el desarrollo sustentable de la ganadería en pastoreo de
acuerdo con NCAT (2004). Uno de los medios más comunes para promover la
biodiversidad en el rancho, es establecer y mantener la diversidad de forrajes
en sus praderas, lo que también puede proveer una dieta balanceada para los
animales en pastoreo y una variedad de fuentes de alimento para los organismos
del suelo (Bellows, 2001).
En promedio, cada unidad de
producción cuenta con 4.3 potreros y 55.5 cabezas de bovinos; este mayor número
de divisiones permite un mejor manejo de los recursos forrajeros y de los
animales y, por consiguiente, se mantienen en buenas condiciones los recursos
vegetales y el suelo. En general, se observa el uso de una mayor tecnificación,
que se refleja en el porcentaje de los ganaderos que utilizan la rotación de
los potreros (50% y 5.4% emplea cerco eléctrico), uso de fertilizantes (7.1%),
suplementación (34.1% que ofrece alimento balanceado, forraje de corte y pacas
de heno), inseminación artificial (3.6%) y empadre controlado (5.4%). Al
comparar este estrato con el anterior, el porcentaje de ganaderos que emplean
herbicidas disminuye sensiblemente al 26.8% que lo utilizan exclusivamente, el
66.1% lo emplea mixto con chapeo manual y/o
mecánico.
Con relación a los insumos
empleados en la suplementación del ganado, se observa un incremento en la
utilización de forrajes de corte (12.6%), lo cual es importante, porque las
experiencias exitosas en el uso de estas especies pueden favorecer el aumento
de la superficie sembrada con ellas. Esto implicaría tener una fuente de
forraje para las épocas críticas y, en consecuencia, disminuir la dependencia
de insumos de la unidad de producción hacia el exterior, lo que garantizaría el
sistema de producción empleado en la generación de los insumos. Además, en este
estrato, la suplementación con sales minerales se convierte en una práctica más
generalizada (55.5%), que favorece una adecuada nutrición para los animales.
Respecto al manejo
sanitario, el 98.2% de los ganaderos vacuna por lo menos una vez al año a sus
animales; el 85.7% desparasita internamente en forma periódica, y el 91.1%
aplica pruebas de brucelosis y tuberculosis. La infraestructura disponible se
incrementa con respecto al estrato anterior. Los ranchos cuentan con cerco
perimetral en un 100% de los casos, cerco divisorio en 50%, cerco eléctrico
5.4%, corral de manejo 84% y sala de ordeña 1.8%.
La leche se vende a
comerciantes (queseras) e intermediarios en el 25% de los casos y en 14.5% al
consumidor directo. El 37.5% de los productores industrializan gran parte de la
producción de leche en queso fresco artesanal, de prensa y Oaxaca. Los becerros
se venden a intermediarios en un 92.9%, mientras que sólo el 1.8% se
comercializa en el rastro municipal y otro 1.8% en empresas privadas.
Características
de los productores del Estrato III (ICNO > 0.75).
Este segmento está
constituido por sólo dos ganaderos, que representan el 2% de los encuestados;
estos productores obtuvieron un ICNO superior a 0.75, lo cual implica que con
modificaciones sencillas a su sistema de manejo pueden lograr la conversión en
un lapso no mayor a los dos años. Este par de ganaderos utiliza de manera
habitual un sistema de manejo más acorde con la normatividad orgánica. Los
productores cuentan con mayor superficie en producción (73.5 ha, en promedio),
de la cual el 93.2% emplean en la ganadería (68.5 ha); por lo que se refleja
una mejor carga animal (0.82). Las características etológicas de los animales
es uno de los pilares de la producción orgánica y en este sentido al mantener
una relación adecuada entre el número de animales y la superficie, no se
subutilizan o degradan los recursos disponibles y se cumple con la norma
establecida (NCAT, 2004; OCIA Internacional, 2005).
En este estrato, los
productores han dividido sus ranchos en 5.5 potreros en promedio, lo que
repercute en un mejor uso de los recursos forrajeros y mayor control de los
animales; esto va aunado a las prácticas generalizadas de la rotación de los
potreros que conlleva a la fertilización natural de los mismos (100% de los
ganaderos la utiliza). Además, el control de malezas se realiza en forma manual
(100%) y mecánica (50%), sólo el 50% de los productores utilizan herbicidas de
manera mixta. El número de animales promedio en los ranchos es de 42.5 cabezas,
las cuales tienen el manejo más tecnificado de los tres estratos. El 100% de
los ganaderos suplementa (100% utiliza sales minerales, 50% melaza, 50%
alimentos balanceados y 50% forrajes de corte). Cabe mencionar que la
inseminación artificial en estos ganaderos no es practicada, sin embargo aunque
el método de reproducción es la monta natural, el empadre lo hacen controlado
al menos el 50% de ellos.
Los animales de este segmento están sujetos a un mayor número de
prácticas sanitarias preventivas; el uso de vacunas es practicado por el 100%
de los ganaderos, así también el 100% desparasita internamente. El empleo de
diagnósticos de parásitos en heces es una práctica común entre el 50% de los
productores, mientras que las pruebas de brucelosis y tuberculosis lo realizan
el 100% de los mismos; el 50% realiza la prueba de mastitis también. Este aspecto es
uno de los más importantes a considerar en los sistemas de producción orgánicos
ó sustentables, debido a que en conjunto con una adecuada nutrición, reducción
del estrés y evitar accidentes físicos en los animales; la higiene y las
prácticas generales de medicina preventiva ayudan a mantener un hato en buen
estado de salud, lo que a su vez puede aumentar la resistencia a plagas y
enfermedades y mejorar la productividad del ganado (Byford et al., 1992; Galyean et al.,
1999; Fanatico et al., 1999).
Este estrato de productores cuenta con la mayor infraestructura: el 100%
dispone de cerco perimetral, 100% con
cerco divisorio, 50% con cerco eléctrico; el 100% tiene bodega y corral de
manejo. Es importante mencionar, que la normatividad establece que cuando un
animal está sujeto a estabulación, los corrales deberán contribuir al bienestar
animal y satisfacer sus necesidades biológicas; en el caso de los rumiantes, no
se considera la estabulación permanente, pero sí es permisible (NCAT, 2004;
OCIA Internacional, 2005). El 50% obtiene leche de su producción y la vende a
comerciantes (queseras), el 100% vende sus becerros y vacas de desecho a los
intermediarios.
La siguiente figura representa el
comportamiento del ICNO en cada uno de los estratos de productores.
Figura 1. Comportamiento del ICNO
respecto a las variables de estudio en los diversos estratos de productores.
Se observa que las variables más
alejadas al óptimo son el método de control de malezas y el uso de
fertilizantes, principalmente en los estratos I y II, debido a que estos
productores no aplican fertilizantes a sus praderas y el control de malezas lo
realizan exclusivamente con productos químicos. Por otro lado, se observa
marcada diferencia entre estratos de productores respecto al uso adecuado de
suelo y praderas y el manejo preventivo de la salud, lo que refleja que los
productores con más posibilidad de convertir sus sistemas de producción
convencionales a orgánicos son los del estrato III.
Los ganaderos que obtuvieron un valor del ICNO cercano a 1 son aquellos
que necesitan realizar pocas modificaciones a su sistema de manejo para llevar
a cabo la conversión a sistemas de producción orgánico (2%), en contraposición
a aquellos ganaderos cuyo ICNO sea cercano a cero, lo que implicaría una mayor
dificultad para lograr la conversión (49%). Casi la mitad de los productores estudiados
(49%) se encuentran en una etapa intermedia (Cuadro 2).
Cuadro
2. Distribución de los productores por estrato.
Estrato
|
ICNO
|
Productores
|
%
|
1
|
<0.55
|
56
|
49
|
2
|
0.55 - 0.75
|
56
|
49
|
3
|
>0.75
|
2
|
2
|
CONCLUSIONES
En la región Costa de Oaxaca existe el potencial
para que casi la mitad de los ganaderos (49%) logre la conversión de su sistema de
producción convencional a sistema orgánico en un período hasta de cuatro años,
siempre y cuando implementen algunas modificaciones en sus unidades de
producción. Por otro lado, el 2% de la población estudiada pudiera lograr esta
conversión en un lapso no mayor a los dos años, debido a que sus prácticas
habituales de manejo se apegan más a la normatividad orgánica. El resto de
los ganaderos (49%) necesitarían un plazo superior a cuatro años y realizar
modificaciones fuertes en las prácticas de manejo, para integrarse a un sistema
de producción orgánico. Los productores que pueden
incursionar en un menor lapso en la ganadería orgánica son aquéllos cuyas unidades
de producción tienen, en promedio 73.5 hectáreas, 42.5 cabezas de bovino, mejor
tecnificación y mayor disponibilidad de infraestructura y recursos económicos.
En el aspecto técnico es importante realizar investigación en problemas
específicos como la sustentabilidad de suelos y praderas, que son los recursos
base de la ganadería bovina en pastoreo, con los que se contrarrestarán
problemas de fondo que limitan la producción ecológica ganadera.
LITERATURA CITADA
Bellows, B. 2001. Nutrient cycling in
pastures. Livestock systems guide. Attra (Appropriate
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Byford, R. L., M. E. Craig, and B. L. Crosby. 1992. A review of
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Willer H., Minou Y. and Neil S. 2008. The World of Organic Agriculture. Statistics and Emerging Trends 2008.
FiBL – SOEL IFOAM.
[1] Instituto Tecnológico de Pinotepa. granpeter65@hotmail.com
[2] Colegio de Posgraduados – Campus
Veracruz. pernillafajersson@hotmail.com
La cita correcta de este capitulo de libro es la siguiente, dada su publicación original en el año 2009:
Cisneros
S., P.,
Fajersson P., Marín R., E. y Miguel C., A. 2009. Potencial de conversión de la ganadería bovina convencional a sistema
orgánico en la Costa de Oaxaca. In Agricultura Sostenible Vol. 5. 1ª
Edición. 2009. Compiladores: Carlos E. Aguilar J., José Galdámez G., Fernando
Bahena J., Marcelino Vásquez G., Walter López B. y René Pinto R. Editorial
Universidad Autónoma de Chiapas. México. ISBN: 978-607-8003-16-7. Pgs. 769-776.